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Crítica: "Toy Story 3" El ciclo de la vida


Otra imprescindible obra de Pixar en la que se combinan con maestría géneros tan diversos como la comedia, la acción, la aventura e incluso el drama. Su ritmo no decae en ningún momento y se convierte en una brillante conclusión de la saga.

¿Cómo es posible que todas, absolutamente todas las películas de Pixar me parezcan, como mínimo, notables? Desde que se estrenó “Toy story”, esta compañía ha lanzado propuestas de características muy diversas y, si bien algunas (“WALL·E [Batallón de limpieza]“) se arriesgaban más que otras (“Buscando a Nemo”), la calidad siempre ha sido la nota dominante de todas ellas. He de reconocer que creía que con “Toy story 3″ se bajaría el listón tras la magnífica “Up”, puesto que no son pocos los problemas de producción que ha atravesado este título. Y es que no hay que olvidar que John Lasseter estuvo a punto de romper con Disney debido a que el por aquel entonces principal responsable de tan importante major dio luz verde a esta continuación sin contar con el beneplácito de sus creadores. Tras enmendar semejante desatino y partir completamente de cero, el resultado por fin ha llegado a nuestras pantallas. ¡Y vaya resultado!



En “Toy story 3″, Andy ya es un muchacho que está a punto de ir a la universidad. Aunque no se ha olvidado de sus juguetes, es obvio que sus preferencias son otras, de ahí que tenga que decidir si quiere quedarse con ellos y guardarlos en el desván, tirarlos a la basura o donarlos a una guardería cercana. Aunque su decisión es la primera, diversas circunstancias hacen que los protagonistas del relato vayan a parar a este último lugar. La película no sólo posee un ritmo trepidante, sino que además aúna con brillantez elementos tan variados como la comedia, la acción, la aventura, el drama e incluso el thriller. Se trata, en definitiva, de todo un ejemplo de un tipo de cine comercial que bien harían en imitar otros estudios de Hollywood.



Por supuesto, el toque Pixar se halla presente en no pocos fragmentos del metraje, tal y como acontece cuando se nos explica la historia de Lotso o durante su emotiva conclusión, una lógica despedida que toca la fibra sensible del espectador y en la que se refleja en apenas unos minutos cómo en la vida de cualquier persona la infancia ha de quedarse atrás, si bien ello no significa que debamos olvidarla. El filme presenta nuevos personajes que enseguida conectan con el público, siendo el guión muy equilibrado y repartiéndose de forma adecuada tanto el tiempo que cada uno de ellos aparece en la pantalla como los distintos géneros que se suceden a lo largo de la narración. En cuanto a los apartados técnicos, es evidente la mejora con respecto a “Toy story”, mostrándose todo de una forma mucho más detallada, especialmente en el caso de los humanos. Sin embargo, el corazón de la cinta sigue siendo el mismo: el estupendo desarrollo de su historia.

Calificación: 8/10

Crítica: "Origen" Sueño hecho realidad

Christopher Nolan deja respirar a Bruce Wayne para regalarnos un tremendo espectáculo a todos los niveles. Un blockbuster vertiginoso nacido para marcar una tendencia a seguir. Una maravilla, en definitiva.

Dominic Cobb (Leonardo DiCaprio) es un sofisticado ladrón de información; su mérito no es pequeño, porque sustrae lo que necesita directamente del cerebro de sus objetivos. “Origen” es la película del año. Y lo es porque, más allá de lo sobresaliente de sus méritos cinematográficos, aterriza en un momento en el que la industria ─en resultados y calidades─ no está en su mejor momento, motivo por el que no podemos sino celebrar una propuesta que no es un remake, una secuela o una adaptación, no busca el efecto de la tridimensionalidad y no da la impresión de que su hinchado presupuesto sea una excusa para que los gerifaltes de las majors nutran sus cuentas corrientes. Por todo eso, y por mucho más, lo nuevo de Christopher Nolan es lo mejor que podía pasarnos a quienes a diario suspiramos por los espasmos ─¿estertores?─ de nuestro arte favorito.



Si los hermanos Wachowski nos proponían una realidad inducida, Nolan nos invita a bucear en un viaje alucinante al interior mismo del subconsciente. Regresan las recurrencias del cineasta acerca de la fragilidad de la mente, de la debilidad de la memoria, de la fantasía palpable, pautas que forman parte de su filmografía más allá ─o de otro modo, más bien─ del héroe de Gotham; encuentra en ese análisis, además, el que quizá sea el gran acierto del film: su genialidad abarcable, que solicita del espectador una atención plena para recompensarle con un guión densísimo, lleno de capas y narraciones superpuestas pero asumibles ─en su mayor parte, al menos─ en un primer y gozoso visionado. Alternando el ritmo sin convulsiones pero con emoción, entre la solidez del thriller corporativo y los arrebatos de fuego y plomo indispensables en un blockbuster de tamañas proporciones, el cineasta disfraza de armatoste de género una historia en la que todo se reduce al íntimo amor recordado del tormentoso protagonista.



Es en esa familia soñada donde se asienta toda la trama, en las caras ocultas de unos niños alejados de su padre por una idea ─la idea─ que arraigó con fuerza imparable en la mente de la esposa (Marion Cotillard), ahora lo más parecido a una araña que anida en el fondo de un pozo onírico a la espera de una víctima fuertemente prevenida. A medida que la (sin) razón se abre paso, espectacularmente ralentizada en un discontinuo espaciotemporal de pesadilla, la extraordinaria motivación de Cobb ─fabuloso DiCaprio, en un momento profesional casi insultante en su facilidad interpretativa─ se convierte en arma de toque capaz de provocar la destrucción física y mental de sus compañeros, sumidos todos en un Hades tan palpable como ficticio, tan definitivo como inabarcable. Y en su pirueta conclusiva… la invitación a que la subjetividad de cada cual juegue para rellenar un puzle esplendoroso. «Cuanto mayor es el problema, mayor es la catarsis». Y en nuestra mente, otra idea enraizada: Nolan es un artista.

Calificación: 10/10

Font: "La butaca"

Crítica: "Shrek 4, feliços per sempre"


A pesar de que nos hallamos ante una franquicia que ha perdido su frescura inicial, la última película de la serie resulta amena y se convierte en un título idóneo para el público familiar. Eso sí, se queda muy, muy lejos de las joyas de Pixar.

Tras sus dos primeras entregas, “Shrek Tercero” nos dejó bastante desencantados, pues el filme no atesoraba una calidad similar a la de sus antecesoras. Eso es algo que sin duda ha afectado a “Shrek, felices para siempre”, la película que obtendrá una menor recaudación de todas las que conforman esta popular franquicia, al menos en el mercado norteamericano (y ello a pesar de que se ha estrenado en 3D). Si bien aquí no se recupera el brío y la frescura de “Shrek” y “Shrek 2″, al menos se puede decir que nos hallamos ante una propuesta ideal para pasar un buen rato en el cine. No obstante, satisfará mucho más al público infantil que al juvenil o al adulto.



En esta última aventura de Shrek, el popular ogro verde está un tanto cansado de su rutinaria vida. Llega un momento en el que incluso echa en falta los tiempos en los que la gente huía entre alaridos cada vez que se cruzaba en su camino. El sibilino Rumpelstiltskin escucha una discusión que el protagonista de la historia mantiene con Fiona y le hace una proposición: tan sólo ha de firmar un contrato mágico y, durante un día, podrá volver a experimentar las sensaciones que tanto añora. Por supuesto, el acuerdo esconde una pequeña trampa… Aunque el filme carece de esa chispa que sí estaba presente en la otra producción de DreamWorks Animation que se ha estrenado durante este 2010 (la brillante “Cómo entrenar a tu dragón”), al menos no provoca decepción alguna en el espectador.



Porque, a fin de cuentas, eso ya sucedió con “Shrek Tercero”, de ahí que ahora el público se deje llevar por una trama sencilla y entretenida a la que, eso sí, se le puede echar en cara que no sea precisamente muy original y que no contenga un mayor número de pasajes humorísticos (o que algunos de ellos no terminen de funcionar). Por suerte, en esta ocasión nos encontramos con un nuevo personaje que resulta más carismático que Artie, quien, menos mal, no hace acto de presencia en el relato. Me refiero a Rumpelstiltskin, un acertado villano que provoca algunos momentos graciosos. En definitiva, una obra menor dentro del género de la animación a la que, sin embargo, se le debería dar una oportunidad. Quien busque la calidad de Pixar, ya sabe, tan sólo ha de esperar a que llegue “Toy story 3″.

Calificación: 6/10

Notícies i Rumors: El Gat amb botes protagonitzarà la nova saga de Dreamworks



Els estudis Dreamworks Animation han anunciat una nova saga de pel·lícules protagonitzada per l'entranyable Gat amb Botes (Antonio Banderes) de les pel·lícules de Shrek. La història de Shrek arriba al seu final amb el quart film, el qual s'estrena aquest 8 de juliol, i que ja es perfila com una de les grans comèdies familiars i com un dels grans èxits taquillers, no tan sols de l'estiu, sinó de tot l'any 2010. Així, la factoria de Steven Spilberg, Dreamworks, vol plantar cara al seu rival més directe, Pixar animation, de cara a la carrera per l'oscar a la millor pel·lícula d'animació. Actualment, Dreamworks ja ha posat en marxa una plana web de la pel·lícula i ha facilitat als mitjans de comunicació una data d'estrena, tot i que segons el ritme de producció es podria anar canviant.

M.A.V.

Estrenes setmana del 25 de juny de 2010

Scar 3DEn pata  de guerraLa vida privada de Pippa Lee
Tenías que ser túLa  vida empieza hoyUn  funeral de muerte

Anvil: El sueño de una banda de rock
En pata de guerra
Entre nosotros
Io, Don Giovanni
La chica del tren
La vida empieza hoy
La vida privada de Pippa Lee
Scar 3D
Tenías que ser tú
Un funeral de muerte

Cap d'aquestes estrenes ha estat doblada al català.

Estrenes setmana del 5 de març al 12 de març


Pròximes estrenes: "Los hombres que miraba fijamente a las cabras"


Aquí teniu la crítica de la nova pel·lícula de George Clooney "Los hombres que miraba fijamente las cabras" de José Arce (crític de La butaca).

Lisérgica y progresivamente cómica propuesta basada en unos hechos reales tan sorprendentes como probados, con George Clooney y Jeff Bridges defendiendo sus papeles con una convicción espectacular y descacharrante. Atípica y tentadora.

Bob Wilton (Ewan McGregor) es un periodista a la caza de un gran reportaje. Encontrará uno, cuando menos sorprendente, al cruzarse su camino con el de Lyn Cassidy (George Clooney), que le relatará la historia de una unidad militar experimental: el Ejército de la Nueva Tierra. Presentada en su prólogo como basada en unos hechos más reales de lo que puede parecer, “Los hombres que miraban fijamente a las cabras”, adaptación del best seller de Jon Ronson a cargo del polifacético Grant Heslov, requiere de un importante ejercicio de apertura mental por parte del espectador que, atraído por un elenco espectacular y un título tan chocante como atractivo en sus promesas cómicas, se encontrará ante una pirueta cinematográfica que descoloca al observador ─al menos, al que no esté ya colocado─ durante cada segundo de su metraje.



Sobre los conocidos ─pero velados─ intentos de los grandes gobiernos de aprovechar las capacidades psíquicas de los soldados para vencer al enemigo, el film traza las líneas de lo que parece ser una sátira antibelicista para desarrollarse, sumido en una progresiva y finalmente absoluta lisergia a todos los niveles, como una comedia descerebrada que no aboga por evitar la lucha, sino por enfocarla de otro modo, tan amable y candoroso como irrealizable y descacharrante. El grosor crítico de la historia se encuentra, de este modo, en la situación contextual que acoge el germen fundacional del pelotón de chiflados, auspiciado por el mismísimo Ronald Reagan y su delirante afición a “La Guerra de las Galaxias” ─que llevó a denominar popularmente de tal modo a su Iniciativa de Defensa Estratégica contra el “imperio del Mal” soviético─, y con su retrato de un establishment militar defendido con conmovedora convicción por un colosal Jeff Bridges.



En su desarrollo según los esquemas de una road movie que nos lleva desde los Estados Unidos a la guerra de Iraq de 2002, la subversión new age adquiere los rasgos de un soberbio George Clooney convencido de ser un auténtico Caballero Jedi, que desglosará todo su saber ante un palco tan pasmado con el propio McGregor, de nuevo instruido en la Fuerza ─por si no le quedaron claras las enseñanzas de Qui-Gon Jinn─ en un mundo alocado y extrañamente coherente en su desequilibrio. Más extraña que la ficción, con pasajes espectacularmente hilarantes alternados con tramos de profundidad curiosamente excesiva, despertará loas e incomprensión a partes iguales, convertida en un paraíso para unos y un soporífero infierno insostenible para otros. Y es que, al margen de que lo pretenda o no en términos absolutos, “Los hombres que miraban fijamente a las cabras” es tan personal e intransferible como un viaje de ácido.

Calificación: 6/10
 
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