Crítica: "Shrek 4, feliços per sempre"



A pesar de que nos hallamos ante una franquicia que ha perdido su frescura inicial, la última película de la serie resulta amena y se convierte en un título idóneo para el público familiar. Eso sí, se queda muy, muy lejos de las joyas de Pixar.

Tras sus dos primeras entregas, “Shrek Tercero” nos dejó bastante desencantados, pues el filme no atesoraba una calidad similar a la de sus antecesoras. Eso es algo que sin duda ha afectado a “Shrek, felices para siempre”, la película que obtendrá una menor recaudación de todas las que conforman esta popular franquicia, al menos en el mercado norteamericano (y ello a pesar de que se ha estrenado en 3D). Si bien aquí no se recupera el brío y la frescura de “Shrek” y “Shrek 2″, al menos se puede decir que nos hallamos ante una propuesta ideal para pasar un buen rato en el cine. No obstante, satisfará mucho más al público infantil que al juvenil o al adulto.



En esta última aventura de Shrek, el popular ogro verde está un tanto cansado de su rutinaria vida. Llega un momento en el que incluso echa en falta los tiempos en los que la gente huía entre alaridos cada vez que se cruzaba en su camino. El sibilino Rumpelstiltskin escucha una discusión que el protagonista de la historia mantiene con Fiona y le hace una proposición: tan sólo ha de firmar un contrato mágico y, durante un día, podrá volver a experimentar las sensaciones que tanto añora. Por supuesto, el acuerdo esconde una pequeña trampa… Aunque el filme carece de esa chispa que sí estaba presente en la otra producción de DreamWorks Animation que se ha estrenado durante este 2010 (la brillante “Cómo entrenar a tu dragón”), al menos no provoca decepción alguna en el espectador.



Porque, a fin de cuentas, eso ya sucedió con “Shrek Tercero”, de ahí que ahora el público se deje llevar por una trama sencilla y entretenida a la que, eso sí, se le puede echar en cara que no sea precisamente muy original y que no contenga un mayor número de pasajes humorísticos (o que algunos de ellos no terminen de funcionar). Por suerte, en esta ocasión nos encontramos con un nuevo personaje que resulta más carismático que Artie, quien, menos mal, no hace acto de presencia en el relato. Me refiero a Rumpelstiltskin, un acertado villano que provoca algunos momentos graciosos. En definitiva, una obra menor dentro del género de la animación a la que, sin embargo, se le debería dar una oportunidad. Quien busque la calidad de Pixar, ya sabe, tan sólo ha de esperar a que llegue “Toy story 3″.

Calificación: 6/10

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